3 dijeron los príncipes de los ammonitas a Janún: «¿ Es que David ha
enviado a consolarte porque quiere hacer honor a tu padre ante tus
ojos?
¿No han venido a ti sus servidores más bien para explorar y destruir y para
espiar el país?»
4 Prendió, pues, Janún a los servidores de David, les rapó, cortó a
media altura sus vestidos, y los despachó.
5 Fueron a avisar a David lo de estos hombres; y él envió gente a su
encuentro, porque los hombres estaban cubiertos de vergüenza. El rey
les
dijo: «Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba y después volveréis.»
6 Cuando los ammonitas vieron que se habían hecho odiosos a David,
Janún y los ammonitas enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo
carros y hombres de carro de Aram de Mesopotamia, de Aram de Maaká y
de Sobá.
7 Tomaron a sueldo 32.000 carros y al rey de Maaká con su ejército,
los cuales vinieron y acamparon frente a Medebá. Los ammonitas se
congregaron también desde sus ciudades y salieron a campaña.
8 David lo supo y envió a Joab con toda la tropa y con los valientes.
9 Salieron a campaña los ammonitas y se ordenaron en batalla a la
entrada de la ciudad, mientras que los reyes que habían venido
estaban
aparte en el campo.
10 Viendo Joab que tenía un frente de combate por delante y otro por
detrás escogió los mejores de Israel y los puso en línea contra Aram.
11 Puso el resto del ejército al mando de su hermano Abisay y lo
ordenó en batalla frente a los ammonitas.
12 Dijo Joab: «Si los arameos me dominan, ven en mi ayuda; y si los
hijos de Ammón te dominan a ti, iré en tu socorro.
13 ¡Ten fortaleza y esforcémonos por nuestro pueblo y por las
ciudades de nuestro Dios! ¡Y que Yahveh haga lo que bien le parezca!»
14 Y avanzó Joab con su ejercito para luchar contra los arameos, que
huyeron delante de él.
15 Viendo los ammonitas que los arameos emprendían la fuga,
huyeron también ellos ante Abisay, hermano de Joab, y entraron en la
ciudad, mientras que Joab volvió a Jerusalén.